En estos días Dios me ha dado la oportunidad de meditar en su palabra, me ha permitido hacer silencio para que escuche su silbido en el viento. En estos días he visto crecer su gracia y su misericordia, veo como se expande a través del tiempo aún cuando yo no hago ni el menor esfuerzo para darle gracias.
He visto su esperanza colgando de mis pensamientos, he visto su alegría cuando me siento hablar con el, he visto su sonrisa en cada mirada de mis hijos, he visto su misericordia cada mañana al abrir mis ojos. He podido parpar su manifestación en mi casa aún cuando mis manos no trabajaron el pan. He visto sus manos obrando en mis planes, lo he visto enderezar mis caminos.
Jesús se llena de gloria con cada uno de sus hermanos, Dios se regocija con cada uno de sus hijos. Quien no conoce de El no sabe lo que se pierde, su sentidos le dan claridad al pensamiento y su voz le dan sonido al corazón, su mirada le da dirección al perdido, sus manos sanan heridas aún aquellas que nadie puedes ver. Su fragancia perfuma tu vida y sus pasos te hacen caminar diferente. Para muchos un simple carpintero, para otras el nazareno, para algunos el hijo de María, para mí es mi salvador, mi redentor, mi luz, mi guía y mi Destino.