Prefiero hacer silencio y dar gracia, dar gracia por el sentido de dirección, por la paz en mi casa, por mi familia, por mis hijos, por los proyectos y nuevas expectativas. Prefiero esperar el tiempo necesario aún en medio de la tribulación porque en ella hay crecimiento y aprendes la importancia del perdón.
Prefiero sonreír aún en medio del dolor, porque tengo la certeza de que su misericordia abarca todo lo que soy. Prefiero mirar su rostro cada mañana y saber que escucha mis oraciones y que atiende a mis peticiones, aún cuando la manifestación de su gloria llegue cuando menos la espero. Prefiero su compañía ante que la del mundo, prefiero dormir en su silencio aunque no escuché sus palabras. Prefiero su soplo de viento porque su espíritu se mueve dentro la calma.
Prefiero sus brazos, su aliento, su estancia. Prefiero lo familiar y lo extraño de como me trata, prefiero su ausencia física y su compañía continua hablandome en cada paso. Prefiero a mi Cristo, mi Jesús, mi salvador. Prefiero caminar de su mano, sin precondiciones y ni segundas intenciones. Prefiero su distancia aunque el camino sea largo. Porque sé que sus pasos son seguros.