No he dejado espacio para el error, y aun soy humano y sé que he fallado. No hay perfectos, solo Jesucristo. He aprendido a no juzgar, he aprendido a no dejar que las circunstancias me afecten la esencia de lo que soy. Pero a pesar de eso, siempre viene la mano que te acusa, sin ninguna justificación. Siempre viene el tiempo con su precisa constancia y nos divide la vida en dos con cada segundo. Dejándome una distancia hacia el pasado que nunca poder alcanzar, y con las manos abiertas al cielo le pido a Dios un nuevo día lleno de su gracia. Le pido misericordia por los míos y por los que amo. Pero de estos le pido también misericordia por la lengua mentirosa, por la vida de mi enemigo, por aquellos que sus preceptos son hechos por la raíz del maligno. Le pido por aquellos que no saben que decir, porque su vida está detenida en sí mismos y en los momentos que desean en mal para los demás. Le pido que tenga misericordia de ellos, y de los suyos.
Proverbios 20:22
Nunca digas: « ¡Me vengaré de ese daño!» Confía en el Señor, y él actuará por ti.
Por eso no amo la venganza, mucho menos puedo odiar aquel que destruye con sus pies lo que edifico con sus manos. Nadie tiene el derecho sobre sí mismo, sino Dios sobre sus vidas.
Proverbios 20:9
¿Quién puede afirmar: «Tengo puro el corazón; estoy limpio de pecado»?
No he dejado de mirarme desde que Jesus me hizo un nuevo hombre. No he dejado de buscar los espacios donde puedo estar a solas con Dios. Aun en medio de mi dolor llamo su nombre, porque sé quién es mi Salvador.
Hoy te doy un consejo de mi padre…
Proverbios 20:19
“El chismoso traiciona la confianza; no te juntes con la gente que habla de más.”