Correr ya no puedo, aun cuando quisiera estar lejos de todo. Cuanto duele lo que crece y lo que muere. El silencio de su voz me carcome el sentido. La ausencia de su mirada, me transporta hasta el dolor del rechazo, me lleva de la mano al baño de realidad, que significa estar sin ella.
Ufana y tranquila se mueve por mis sentimientos sin mirar atrás sin contestar mi mirada. ¿Por qué la quiero? ¿Por qué me dejo llevar por sus palabras? ¿Por qué llega tan tranquila hasta mis labios? Aun no lo se pero esto duele…
Si me preguntas ¿Qué pienso de la vida? Te contestaría que no entiendo su rumbo. Ni comprendo sus pasos fijos en cada segundo. Que no entiendo como desvía la sonrisa que tanto espera mi corazón. Te diría que no comprendo su pensar, ni sus palabras dulces, ni sus actos tan amargos. Que no entiendo…que no comprendo por que me trata así.
No hay espacio, no hay lugar, no hay sonrisa, no hay estancia, no esta el beso…en las ocasiones me revistió los labios.
Quería esperar el momento correcto, para explicarle lo que siento, hoy me di cuenta que no quiere escuchar nada…que prefiere vivir tranquila, que prefiere estar sin despedidas y sin adios, que prefiere no compartir su vida…que no se deja llevar, que no le importa mi lugar, que solo soy un espacio y nada mas. Que no tengo preferencia, que no soy más que una estampa, en la carta con destino al olvido. ¿Por qué duele tanto lo crece, aun cuando lo que había esta muribundo?