Aquí llega mi tristeza, tranquila tomando asiento en mi corazón. Su voz de susurro me habla de un recuerdo. De un adiós que marco mi destino. ¿Pregunta si la recuerdo? La recuerdo como antes, con la tranquilidad de su mirada, con la sonrisa de sol que solía prender mi alma. La recuerdo como la distancia que existía entre mis besos y sus labios. La recuerdo con la mirada pérdida, cuando llego el tiempo de partir, la recuerdo caminando mi piel, mi cuerpo. La recuerdo caminando mis pensamientos. La recuerdo vestida de blanco, la recuerdo rompiendo mi espacio, la recuerdo durmiendo, la recuerdo despierta aun cuando sabía que volvería…la recuerdo y siempre la recordare porque siempre fue mía.
Nada puede romper el ayer. Ella fue y sigue siendo ayer, nada queda solo tristes recuerdos. Un pañuelo, una bufanda, su vestido azul y la sonrisa del tiempo que carcome mi mente, al mismo tiempo que carcome sus blue jeans, aquel que dejo colgado en el desván. Nada puede volver atrás. Pero el tiempo se empeña en regalarme unos minutos cada día, para que la recuerde. Para que vuelva a ese momento, donde la vida se rompió, donde el espacio desapareció y un enorme vacío ocupo aquel lugar. Nada puede volver atrás, nada puede romper mi dolor, nada puede llevarse este corazón que apenas puede latir, el mismo que perdió el ritmo, ella se llevó todo …todo consigo.