by: Juan P. Noboa (listos para navegar solo falta el capitan) |
La filosofía de la vida, muchas veces te enfrenta a ti mismo. Tus ideales y tus deseos se enfrentan en una batalla entre lo necesario y lo deseado. Todo se convierte en un guerra donde los pensamientos van y vienen; abriendo un espacio para que entre la confusión y te haga pensar que tus ideales no están acorde con tus deseos, y muchas veces terminas tomando una decisión en base a lo que quieres en la vida y no en base a lo que debes hacer para obtener lo que deseas.
No somos entes individuales y soberanos como nos han hecho pensar todo la vida. Tenemos un falso sentido de independencia, que nos da un falso sentido de seguridad. Donde lo oscuro parece claro y lo claro oscuro; la autosuficiencia esta en cada palabra de motivación que nos dan. Tienes que ser realista nada se detiene porque te sientas vencido. Nadie va a llorar por verte caído. Las burbujas del tiempo son los segundos que transcurren si detenerse y con cada uno de ellos quedas dividido en dos. Lo que hagas con tu pasado es cosa tuya, lo que decidas con tu presente va afectar tu futuro. Nadie construye éxito sin sacrificios, y los caminos de la vida si tienen señales de peligro y cada paso. Esta en ti detenerte y observar y ser lo suficientemente humilde para preguntar cuando no sepas a dónde vas.
He visto caer al vacío buenos sentimientos y buenos deseos. Aquellos que nunca llegaron a concretarse por falta decisión de parte de aquel que los soñó. En el tiempo que te queda de vida, el silencio hará su parte y tus palabras harán la suya. Pero tu deseo tiene que ir acompañado de la acción. De no ser así nunca vas a experimentar las consecuencias ya sean buenas o malas. Todo va a depender de la percepción que tengas de ti mismo y de tu accionar. Las palabras no tendrán fuerza, si no vienen acompañada de la Fe. Y sin la Fe y sin Amor solo seras como símbolos que resuenan llenando un espacio del vacío.
Lucas 17:5-6 “Entonces los apóstoles le dijeron al Señor: —¡Aumenta nuestra fe 6 —Si ustedes tuvieran una fe tan pequeña como un grano de mostaza —les respondió el Señor—, podrían decirle a este árbol: “Desarráigate y plántate en el mar”, y les obedecería.”
Lo que importa no es el tamaño de tu fe es como la usas.
Que Dios te bendiga déjate usar.