Tenia que cargar mis sonrisas,
Para llevarlas a ti hasta tu mirada,
Tenia que interrumpir tu espacio,
Para mostrarte mis manos vacías,
Y mis labios sin tus besos,
Tenia que buscar tu espacio en mi lugar,
Tenia que jugar con el tiempo de mi tiempo,
Con la estancia de mis días en tus minutos,
Con la espera de mis tardes en tus mañanas,
Tenia que buscar la excusa de mis ojos,
Para buscar tu mirada, en otra mirada.
Por que tu vista se había perdido,
Mirando otro horizonte…
Tenia que mirarme por dentro,
Antes de buscarme por fuera
Tenia que llegar antes de irme,
Tenia que estar andes marcharme,
Tenia que hacer tantas cosas…
Pero al final, se formaron prejuicios,
Estancias infinitas de la inconsistencia humana,
Espacios pagados por ego escribían
Sobre el papel de mis sentimientos.
Al final todo queda y nada vale…
Lo único que puedo ser es candil,
La llama que enciende la hoguera mi poesía,
La única voz que reconozco que es mía.
La única que en momentos de dolor me hace compañía.
Sin condiciones, sin prejuicios
Simplemente me dejar ser lo que soy,
Un sonador de utopías y de quimeras,
Que mas que un pañuelo es mi bandera.