Llegamos al fin de nuestras vidas buscando las razones de nuestra existencia. Levantando piedras, moviendo muros y cruzando mares y meditando menos de lo que debemos. Nos mostramos perdidos y a veces seguros de lo que somos. Estudiamos y leemos más de lo que meditamos. Los sentidos son los mismos, las razones las cambiamos de acuerdo a nuestros deseos de creer, lo que más nos calme el ego. ¿Quiénes somos en realidad? Quizás pensemos en nuestro bienestar, quizás pensemos en lo que mas conviene y siempre meditando menos de que debemos. Pero al final del día se pone en una balanza lo bueno y lo malo, y medimos cual pesa más. Lo que queda por preguntar es ¿Cuáles son las cosas que consideramos buenas y cuales son las que consideramos malas? El juicio de valor a nuestra moral lo fundamentan los valores de la sociedad en que vivimos.
Dentro de todo aquello,
Que rompe el silencio,
Que desprende la paz,
Que anula el curso del viento.
Dentro de todo aquel,
Que hierve en su pecho,
La angustia,
El odio, esa fuerza de maldad,
Dentro de todo aquello,
Que crece con mentiras,
Que nace de lo inverosímil,
De tanta mentira y de envidia,
De todo aquello,
Tenemos un poco,
Que duerme en la distancia…
Que descansa en nuestra angustia,
Que desnuda la maldad,
De todo esto tenemos un poco,
Tenemos el miedo,
Tenemos la soledad…
Tenemos un espacio,
Que debemos de ocupar,
Tenemos en estancia terrena,
Y sabemos que eterna no será
Quizás no somos ni buenos ni malos,
Quizás no somos lo que pretendemos ser,
Quizás se nos presenten muchas tentaciones,
Y controlarnos, es lo único que podemos hacer.