Cuando descubres tu tiempo, empiezas a valorar sus minutos y cada espacio que los consume, le das prioridad a tus pensamientos y creas tu agenda en base a tus prioridades, y no a las de otros.
Cuando descubres tu valor, no le pones precio a tu compañía, pero si escoges con quién puedes compartir. Desmontas los espejos solo muestran lo que eres por fuera, para que aquellos que escogen conocerte, pueden verte en el más simple de los detalles.
Cuando descubres tu tiempo, empiezas a dosificarles el espacio a tus recuerdos y vez como desaparecen los que más tiempo consumen y que solo saben hablar de tristezas.
Cuando descubres tu tiempo, aprendes a definirte y le brindas a los demás la oportunidad de que se puedan descubrir a si mismos, en ti. Cuando descubres tu tiempo, redefines tú entrega y no tus compromisos.
Cuando descubres tu tiempo, aprendes a ser cauto, conservar, decidido, empático y llevadero. Nadie más que tú sabe lo que puedes esperar de los que están a tu alrededor. Las mentiras, caen solas… Sin que tú tiempo se sienta perdido.
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