Cuando las paredes del tiempo dejan colgados los recuerdos. Las espigas del viento mueven el pasado de un lado para otro. Y sin aviso alguno trae las promesas de un pasado que nunca fue…que solo existió en mis pensamientos. He llegado a la multitud de este segundo, sin tiempo que contar. He cabalgado toda la noche, de la cocina hasta la habitación. Cuarta taza de café y todas tienen sabor a soledad.
Aun cuento las madrugadas, con el frio de la noche escurriéndose sobre mi piel. Aún quedan espacios en blancos que mis pensamientos no han caminado, un recuerdo, un nuevo lugar que sabe a ti. Parece que el tiempo se detuvo, cuando dejaste mi sitio sin tu aliento. Cuando la noche se convirtió en frio desnudo que azota mi cuerpo. Cuando la madrugada dejo ser espacio de mis sueños.
Aun me detengo frente al espejo, buscando el recuerdo de lo que fui…aquello que deje de ser. Ya no existe remembranza, solo pliegos de piel caminando de un sitio a otro, conversando con el café y un cigarrillo. Solo queda un lugar donde se contempla las siluetas que nacen de la nicotina que me mata lentamente.