Oh padre amado eres mi escudo y mi espada,
Sin ti en mi vida, todo, es igual a nada,
No te alejes de mí, de todo corazón pido,
Si tú no estás seria como caminar
En un frio invierno, sin abrigo.
Mira tú siervo oh padre omnipotente,
Que tu mano me sirva de puente,
Para estas aguas navegar,
Que no me pierda en alta mar,
Sin tu brújula guiadora,
Transforma en paz esta tormenta devoradora.
Que nunca deje de escuchar
La voz de tu silencio,
Con los oídos de mi corazón,
Por eso te pido seas mi guía y dirección.
Cuantas noches lloraba de tristeza
Y nadie de mi tubo compasión,
Mientras tú me ofrecías abrigo,
Otros me ofrecían perdición
Oh padre como tú no hay ninguno,
Mientras el mundo a mí me daba la espalda
Tú siempre estuviste a mi lado,
y después de cada caída dices levántate soldado
Que grande eres padre amado,
Para darme tu amistad no miraste mis pecados,
Me limpiaste, me vestiste ahora camino a tu lado,
Sabias que nada tengo para darte
Tu respuesta fue: Lo único que quiero es acompañarte.
Ven, yo te invito a que entres en su espacio,
Donde todo es pureza y amor,
Desde el roció de la mañana,
Hasta el crepúsculo que acuesta el sol.
Que más se puede pedir de un Dios bondadoso,
Si vivir a su lado representa solo un gozo,
Y aquel que le recibe, camina en sendas celestiales,
De él solo emanan ríos de aguas vivas fuentes y manantiales.
Que ayudan a calmar tu sed,
El solo quieres que deposites en el tu Fe.
escucha la voz de su silencio
que te habla al corazón,.
Y sabrás lo grande de su gracia,
Si de El y solo de El sientes Temor.
El siempre estará conmigo,
porque su presencia es parte de su gracia y bendición.