Aquí de nuevo papel en blanco y lápiz en mano.
La poesía rompiendo el silencio.
Aunque ya no suena igual,
Ahora tiene aroma diferente,
Las llamadas de la angustia ya no traen el silencio del dolor.
Ya no existe el espacio vacío que tenía en el corazón.
Ya no existe la soledad,
Ni llanto sin consuelo,
Ya no viene el miedo con sus pasos frio como hielo,
Ni el desaliento pasa por este espacio.
Ya no hay lágrimas sin consuelo,
Ahora existe su nombre, que es sobre todo nombre.
Su sonrisa alumbra todo mi espacio
Su toque anuncia la paz que sobrepasa todo entendimiento,
Su mirada calma mis angustias,
Nada soy si Él no está a mi lado,
Su amor me enamora y me deleita con su voz,
Su palabra se ha convertido en fuente de sabiduría,
Al El corro cada mañana y siempre esta para recibirme,
Nada se compara con su amor.
Su nombre es Jesucristo, mi salvador, redentor…
Aquel que me dio nueva vida, para que la viva a su lado,
Para que donde quiera que este resplandezca como el sol.