Devocionales

Siempre hay esperanza

¿Si alguna vez has estado en dificultad? Quizás has orado sin recibir respuesta, quizás te has preguntado ¿qué está esperando Dios para concederme lo que le pido?  ¿Mis Brazos Los sigo extendiendo y nada pasa? Has llegado a pensar que tus palabras no llegan a sus oídos, quizás lloras sin consuelo y el silencio que viene de estar solo, aun cuando tienes personas a tu alrededor, duele más que el silencio que viene de la espera.    
Quizás te ha invadido la tristeza y tus lágrimas corren como rio desesperado cuando las lluvias aumentan la sangre que corre a través de sus arterias y corren desesperados hacia el mar.  Quizás buscas una salida a tanto dolor. Hoy que de tanto espacios libres, el escogió tu corazón para que pudieras sentirlo. Hoy te llena la angustia y el espacio donde habitas se llena con una palabra…Adiós la cual resuena como Eco que atraviesa el tiempo y el espacio.  
Todo parece tener una razón para traerte tristeza. Todo, absolutamente todo.  Hoy que esperabas sonrisas, hoy que deseabas música, hoy que salías a buscar el sol y encontraste el frio de esta madrugada.  Buscas a tú alrededor y no vez a nadie, la espera sigue consultando al silencio y dos lágrimas corren desesperadas por tus mejillas y sus amigas le siguen la misma ruta.  
Pero a pesar de todo, tomas un momento para volver a levantar tu mano, y dejar tu corazón abierto y tu oración vuelve a fluir…esta vez de la mano de la esperanza que te inspira su palabra. 

Salmos 6
No me reprendas, Señor, en tu ira;
    no me castigues en tu furor.
Tenme compasión, Señor, porque desfallezco;
    sáname, Señor, que un frío de muerte recorre mis huesos.
Angustiada está mi *alma;
    ¿hasta cuándo, Señor, hasta cuándo?
Vuélvete, Señor, y sálvame la vida;
    por tu gran amor, ¡ponme a salvo!
En la muerte nadie te recuerda;
    en el *sepulcro, ¿quién te alabará?
Cansado estoy de sollozar;
    toda la noche inundo de lágrimas mi cama,
    ¡mi lecho empapo con mi llanto!
Desfallecen mis ojos por causa del dolor;
    desfallecen por culpa de mis enemigos.

¡Apártense de mí, todos los malhechores,
    que el Señor ha escuchado mi llanto!
El Señor ha escuchado mis ruegos;
    el Señor ha tomado en cuenta mi oración.
10 Todos mis enemigos quedarán avergonzados y confundidos;
    ¡su repentina vergüenza los hará retroceder!

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